La confianza se construye, se gana, se cuida… De lo contrario, puede debilitarse y hasta perderse.
La confianza es la seguridad que tiene una persona en otra. Es poder suponer un tipo de conducta del otro que nos hace sentir bien y nos acoge.
En los niños pequeños se da una confianza instintiva hacia sus progenitores por la necesidad absoluta que tienen de protección y seguridad. Luego, de un momento en adelante, los padres debemos ganarnos su confianza y promover un clima armónico dentro de la familia, pues no se da de manera automática. Cada persona decide en quién confiar y el fundamento de esa confianza está en los actos de la otra persona.
Ideas para fortalecer la confianza en la familia:
> En una familia lo primordial es la confianza entre los cónyuges, pues es el manantial de todas las demás confianzas: la que se da entre hermanos y la de los padres con los hijos. Esa confianza está profundamente relacionada con el amor conyugal y da fuerza, unidad y coherencia a toda la familia.
> La confianza se inspira, no se impone. Debemos ganarnos la confianza de nuestros familiares a través de gestos concretos: conociendo su mundo, interesándose por sus cosas, mostrándonos abiertos a sus explicaciones y perspectivas, etc.
> Confiar significa reconocer que cada miembro de la familia es una persona libre. Puede que no siempre estemos de acuerdo, pero no por eso el otro estará equivocado. Confiar es estar abiertos profundamente a la diferencia de cada uno.
> La confianza en los demás corre en paralelo a la confianza en uno mismo. Es decir, si un niño dijera que confía tanto en sus papas que prefiere que ellos siempre escojan por él, podría ser una alerta de sobreprotección dañina o de padres muy dominantes.
> Evitar las mentiras; incluso las «blancas». A veces por falta de tiempo o por creer que los niños no podrán entender, les damos explicaciones falsas. «No podemos ir al parque porque está cerrado», «No fui al supermercado por eso no te compré el chocolate que dije». Ser sinceros (o contarles la parte de la verdad que por su edad pueden comprender) les ayuda a los hijos a aprender a lidiar con la realidad.
> Entre los cónyuges siempre habrá un terreno personal que no es compartido; es lo natural pues nuestra intimidad y pensamientos no son posibles de poner en palabras. Sin embargo, todos sabemos qué datos o acciones sí debemos intentar comunicar al otro pues son importantes para la relación y para cuidar la confianza.
> NO ABUSAR DE LA CONFIANZA. A veces con los familiares más queridos no tenemos la dedicación y trato delicado que tenemos con personas más lejanas. Ojo que confianza no significa permiso ilimitado para excusas o despreocupaciones.