Fomentar algunos hábitos en la pubertad tienen una gran incidencia en la adolescencia y en la juventud. Alimentarse bien, hacer deporte, dormir lo suficiente y en las horas de la noche, repercuten mucho en el futuro. Sin embargo, es relevante mencionar que una de las mejores maneras de inculcarlos es a través del ejemplo.
Por Daniela Vieira Papapietro, psicóloga.

La pubertad es una etapa de transición entre la infancia y la vida adulta. Es una etapa con importantes cambios físicos, lo cuales generan a su vez cambios psicológicos, sociales y emocionales en los jóvenes. Y al estar cambiando ellos, se producen transformaciones en toda la dinámica familiar.

Al ser una etapa de transición, también puede ser difícil para los padres. Muchas veces no saben cómo acompañar a sus hijos en el proceso. Ya no son niños, pero tampoco son grandes. Esto puede ser confuso en cuanto a crianza se refiere.

Un modo concreto de apoyar en estos años es fomentando algunos hábitos en los jóvenes. Generalmente se piensa que inculcar hábitos corresponde a etapas anteriores: “lavarse los dientes”, “bañarse y comer a una hora específica”.

Sin embargo, los hábitos son comportamientos que ayudan a vivir mejor, economizar tiempo y brindar seguridad a todos los individuos. Es así como también son fundamentales en esta etapa del desarrollo.

¿Qué hábitos debemos inculcar y potenciar en la pubertad? ¿Cuáles son los hábitos que promueven bienestar en los jóvenes?

  • Alimentación sana:
    Es necesario promover una alimentación variada y equilibrada. En esta etapa los jóvenes tienen mayor autonomía que cuando eran más pequeños, por lo que están más vulnerables a acceder libremente a comida chatarra y alimentos ricos en azucares. Frecuentemente se juntan después del colegio o los fines de semana con sus amigos y van a algún lugar de comida rápida o la piden a domicilio. La clave está en el equilibrio. Una vez cada cierto tiempo no está mal, el tema es que predomine la alimentación sana y variada la mayor parte del tiempo.
  • Actividad física:
    Realizar actividad física y deporte trae muchos beneficios para la salud. Promueve un cuerpo saludable, ayuda a combatir el sedentarismo y el sobrepeso, fomenta una autoestima positiva, mejora el estado anímico, etc. Es muy importante que los padres promuevan el deporte y la actividad física en sus hijos. Inscribirlos en actividades deportivas del colegio o de clubes, destinar tiempo a hacer alguna actividad física en familia: andar en bicicleta, escalar cerros, salir a caminar. Hay un sin fin de actividades ¡El tema es moverse más!
  • Buen dormir:
    El sueño es crucial para el crecimiento, para disminuir la irritabilidad y tener mejor ánimo. El buen dormir incide directamente en el bienestar de los jóvenes. Hay que cuidar las horas de sueño sobre todo porque en esta etapa comienzan “las juntas” con su grupo de pares y el sueño se ve amenazado…, y un púber constantemente con sueño claramente afecta toda la dinámica familiar. Hay que adaptar una rutina de sueño contemplando estas nuevas variantes.
  • Hábitos tecnológicos:
    Este puede ser uno de los hábitos más difíciles de cuidar y uno de los que más incide en el bienestar de la sociedad actual. Incentivemos jóvenes que estén más desconectados del mundo virtual y más conectados con el mundo real. Cuidemos las horas que están conectados al celular, videojuegos, series de TV. Está comprobado que los jóvenes que destinan muchas horas a estar conectados a la tecnología tienen mayores índices de sedentarismo, sobrepeso, menor calidad de vínculos sociales, mayor irritabilidad y agresividad.
    Nuevamente la clave está en el equilibrio. Que jueguen un rato algún videojuego, pero luego de haber estudiado, de haber hecho alguna actividad física, de haber salido con sus amigos/ (as).
  • Vida emocional sana:
    Este es un hábito que promueve absolutamente el bienestar. Fomentemos una vida emocional sana, jóvenes que puedan identificar lo que sienten, que lo validen, que lo pueden expresar asertivamente. Jóvenes que puedan identificar sin temor, ni vergüenza cuando se sienten tristes o felices. Que lo pueden expresar de una manera adecuada, donde el otro los puede entender. Para esto es crucial generar un clima abierto y contenedor en la casa. Que el hogar y la familia sea un lugar seguro, donde pueden expresar abiertamente lo que sienten y van a ser validados en eso. Cuidado con frases tales como: “¿¡Cómo vas a estar triste por eso?!”, “En esta casa nadie se enoja”, “Tu en realidad no sientes vergüenza, lo que a ti te pasa es…”.
  • Vínculos sociales:
    En la pubertad, los pares y grupo de amigos adoptan un rol fundamental. Hay una disminución en los intereses por actividades familiares y un aumento por actividades con sus grupos de pares. Fomentemos hábitos sociales positivos, sanos. Por ejemplo: ser cordiales con el otro, ser respetuoso, ser honestos, ser generosos.

Fomentar estos hábitos en la pubertad, tendrán una gran incidencia en el bienestar de los jóvenes. Sin embargo, es relevante mencionar que una de las mejores maneras de inculcarlos es a través del ejemplo. Poco podremos obtener si los padres están toda la tarde conectados al celular revisando los mails o chateando por WhatsApp. O si están comiendo de manera poco saludable y con casi nula actividad física. Los invito a estar concientes de esto y sobre todo: ¡A predicar con el ejemplo!