En su transición hacia la adultez los hijos van encontrando nuevos intereses, viven cambios en su cuerpo y mente, y sus amistades comienzan a transformarse. Es común que estos factores interfieran en la relación que tienen con sus padres, por lo que es clave mantener una buena comunicación, basada en la honestidad, para evitar problemas a futuro.

Si bien los padres no pueden controlar qué es lo que hacen sus hijos cuando están afuera de la casa, sí pueden ayudar a que tomen buenas decisiones. Para esto es crucial la honestidad. Solo a través de ella podremos enterarnos si en esa fiesta de 15 hubo trago, si nuestro hijo probó una cerveza o si se está sacando malas notas en el colegio. Es en estas instancias de confianza donde podemos ejercer cariñosamente una buena influencia sobre nuestros hijos, para orientarlos y ayudarlos a reconocer qué cosas están bien, qué cosas están mal, y cuándo recurrir a los papás por ayuda.

UN AMBIENTE DE AMOR
Al ser la adolescencia una etapa complicada tanto para los jóvenes como para sus padres, muchas veces cuesta entender de qué manera podemos generar confianza en nuestros hijos. ¿Cómo debemos ser con ellos? ¿Qué ambiente tiene que existir en la casa? Para Claudia Tarud, del Instituto de Ciencias de la Familia de la Universidad de los Andes, la clave está en el amor. “Hay que poner cabeza y corazón. Se genera confianza cuando hay reglas claras que se respetan, cuando no se es exasperante en las exigencias, cuando no caen las penas del infierno frente a los errores de los hijos. Es importantísimo saber perdonar. Además, es fundamental que los padres no se presenten como seres perfectos, sino como personas normales que se caen y se levantan. Esto implica que son capaces de acoger a los hijos con sus fallas”, asegura.

En paralelo, debemos evitar presionar a un adolescente cuando se quiere “obtener” una verdad o confesión, ya que esto puede generar lo contrario: miedo y mentiras. “Una presión sutil, sin fuerza, gritos, palabras fuertes o amenazas incumplibles, que muestre el dolor que produce la mentira en los padres, puede calar más hondo”, añade Claudia.

CÓMO POTENCIAR LA HONESTIDAD
Promover la honestidad en los hijos no es sencillo, pero los papás podemos hacer mucho para inculcar este valor en el hogar. Claudia Tarud asegura que debemos evitar exagerar nuestra reacción ante la mentira y tomarla como una oportunidad para enseñarles lo que está bien y lo que está mal.

“Lo ideal es nunca decirle a un niño que es mentiroso, ya que una o dos mentiras no lo definen como tal, sino que hay que mirarlo como incidentes aislados. También debemos llamar las cosas por su nombre, sin maquillar la mentira con eufemismos como mentira blanca, mentira piadosa o broma”. Agrega que es imprescindible el ejemplo. Si un niño ve a sus padres mintiendo, inmediatamente se invalida cualquier cosa que ellos le exijan, en este caso, ser honestos.

QUÉ HACER CUANDO NADA PARECE FUNCIONAR

Nunca es demasiado tarde para ayudar a un adolescente a tratar de ser honesto y no caer en el círculo de la mentira. “El ser humano tiene la capacidad de rectificar siempre, para esto debe ser consistente y mostrar señales de su cambio. Así puede recuperarse la confianza y la autoridad.” Agrega que es difícil recuperar lo que no se sembró en la infancia, y que lo mejor es adelantarse. “Es muy arduo, pero que hay que ser perseverante y sobre todo demostrar que se quiere de verdad a los hijos”, concluye Claudia Tarud.